No se lo que quiero, pero sé, como te quiero, y para mi eso
es suficiente tranquilidad, conozco el fin, pero desconozco cuando será el
comienzo de los acontecimientos, eventos amorosos, carne envuelta en un capullo
que con el tiempo se abrirá para dar frutos a las abejas. Siento los vientos de
cambio, y aun así pienso, dudo, si subirme o no, aceptar que soy yo el que toma
la decisión, si dudo, no pasará nada, y mi amor poco a poco se irá despegando
hasta que no quede más pegote que enganchar, diluido, por la sangre del
desgarro que se hace cada vez que no actuó, no muevo, estático, cual junco clavado
en el agua, veo el loto violeta pasar, esperando que el viento me empuje hacia él,
hacia mi deseo, hacia mi agridulce e incierto paraje, la vida, tus labios, tu
pecho, tus ojos, tus muslos, tu nariz, tu alegre baile despreocupado, sonrisa
sanadora cual sutil caricia, besos calurosos en el invierno de mi asustadizo,
respetuoso y valiente corazón, que flaquea cuando el sentimiento es mas fuerte
que el deseo, a no ser que este se camufle bajo la emoción por verte sonreír,
siendo yo u otros aquellos que hagan que por tu cara corran preciosas lagrimas,
que juegan con tus pestañas y se abalanzan sobre tus pómulos, creando un
riachuelo de alegría que desemboca en tu mentón, mientras pequeñas se escabullen
y entran por tus labios con sabor a sal e infinitud espacial. El resto vuelven
de donde vinieron, evaporadas al aire, el viento y la tierra, polvo de
estrellas, explosiones fortuitas, que dan frutos dulces y amargos, melocotones
ácidos, impacto azaroso, mi momento llegará, inesperado, fortuito,
electrizante, puro, cambio…
…Siento, los vientos, los vientos del cambio…
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