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44 grados y subiendo



Plácidas las mañanas perdidas. El tiempo sigue corriendo y los sentidos diseminándose, buscando carne que organizar. ¿Dónde están las madrigueras? ¿Qué se ha perdido?

Salta la vista. Que estúpido.

Cabalgan los dioses a lomos de su inexistencia. Un loco pintando una cueva. Uno más. ¿Qué?

Parados frente a un mar de estrellas reflejadas en el Nun. Allá, más allá, se relatan los placeres mundanos. ¿Quién habla de diversión como una forma de rebelión?

Las partículas subatómicas se movieron por una flatulencia bucal. Te escuché hablar. Olía.

Canta el aliento. Que tarado.

Deambulan los pisos de mi alcoba. ¿Cuántos tendré? ¿Tendré tantos como desposeo? ¿Es acaso lo que el recuerdo lamina?

Hasta ahora, lo primero han sido las categorías conceptuales, para luego dejarlas atrás y hablar de un alabado instinto. Trieb. ¿Acaso alguien se está escuchando?

Según la física cuántica hay tantas realidades como personas en el mundo. Que raro que después de tanto tiempo alguien se diese cuenta. La soberbia de los mundanos es la que, sus antecesores los conquistadores, exploradores, aventureros, plagiaron a sus dioses, en su nombre. Ya paró la tormenta, ahora llega el tormento de no tener más que reconstruir. Luego, alguien le pegará un tiró a otro por aburrimiento. Muertos de aburrimiento. ¡Qué maravilloso es tener esperanza!
Jugando me pasé un juego.

La noche siguió como de costumbre. Acosado por los fantasmas de una vida desiderativamente amorfa. ¿Quién tiene la forma? Yo. Pues mátate. Ya me entiendes.

Claras son las del huevo.

La parodia no tiene fin. El cinismo debe hacer su último acto de presencia. Un tiro a la cabeza. No hay construcción. La destrucción divierte, entretiene. Sino, ¿qué es lo que, si se miran las estadísticas de videojuegos presentados en el E3, sobresale ante la mayoría de mundos virtuales? Violencia. ¡Oh vaya novedad! Deme, deme, deme. Parecen esos viejos que, ya entrada en la senectud reconocen que eran homosexuales. Pobres diablos con colas arrugadas. Ojalá les vaya bien, la verdad.

Guturales en un lavabo de discoteca. ¿Quién cantará tan sordamente que sólo escucho labios crepitar entre salivosas succiones? ¿esta vez? “Me pone porque estamos en público” Jajajajaja
Adiós, otra vez. Una nueva bolsa de basura creada para que los ratones almuercen fuerte, como los campeones. Una onda radiofónica pudo ser fotografiada por un espectrómetro… qué maravilla seguir vivo, ¿verdad?

Mientras tanto: 44 grados, y subiendo.

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