Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de marzo, 2021
Me piden que agregue un nuevo futuro, pero no un futuro cualquiera sino uno que venga de algún lado. De hecho, me puse a pensar, ¿acaso puede haber un futuro, una extensión, sin partir de algo? Es raro. Es raro aquel  post , aquello que supera, trasciende, deja atrás, etc., a aquello que ya parece mostrar sus inconsistencias salvaguardadas con  patchwork  o  demasiada pasión por lo suyo  como rezaba esa serie de sketches de Muchachada Nui. ¿Qué quiere este  post ? ¿Para qué uno  nuevo , uno  brand new ? Los hijos, ¿realmente son mejores que los padres o una versión más neurótica de lo heredado? ¿Qué quiero decir con esto? Varios casos he leído y escuchado de psicoanalistas, directos de consulta o indirectos de teatro, literatura y música, que señalan un  impas e. ¿Un  impase ? Si, un parón, una sequía, una estadía, una quietud, etc… No por ello me refiero a un inmovilismo, sino más bien a una  tontería muy suya , una  pasión de...

ROAD TO NOWHERE

  Partimos de las nueve de la tarde, una tarde de otoño. -¡Joder! ¿Por qué cojones hace tanto frío en esta casa? -La luz está carísima. Ponte un abrigo. -Pero, si estamos en una casa, en un hogar, ¿dónde cojones está el sentimiento caluroso? -Poniéndote el abrigo como yo lo tengo puesto. No iban a ningún lado. Pensaban que todo a su alrededor palidecería de un momento para otro. La factura de la luz, del agua, los impuestos, el alquiler. Los caprichos cobraban la fuerza que les pertenecía nominalmente. Al final, cada uno compartía los momentos del día mínimos. Comer, cenar, y si coincidían las horas, desayunar. Lamentablemente ciertas partes de la certeza empezaron a desmoronarse. No sabríamos indicarles con certeza, pero sólo pasada la juventud de los niños de los 80’ hasta nuestros días nos hemos percatado de un cierto comunismo perdido que emerge con pequeños gestos cotidianos. No, descuiden, no nos referimos a esos abrigos por una abusiva factura. A lo que nos refer...

Buenas noches...

I don't usually write a note for the end of the year. In fact, I used to spend the mornings of this day thinking about what I would do at night, creating representations of what could happen or simply invading my body of memories. I have, as it were, memories in the bedroom. Today, this morning, I woke up without thinking much, but I felt the magazine full. I feel that a tear, no matter how shy it drowns in my eye, will start a faint river down my cheeks. I remember and it hurts. I guess it's normal. In fact, what one is cured of in psychoanalysis is the disease of remembering. But this is different. I treasure the love that was in those days. I fondly long for those hours of preparation, the heat at the end of the year, the laughter in another shared language and thoughts of other common ones. A little chilly, but nothing hotter than vegetables roasted on a Chinese grill. Rare mixtures between east and west that unfold, thanks to love, for each of our senses. Flows of affectio...